Rodrigo Terren

Alquimia

“El primer poema explotó con el Big Bang”

Demasiado tiempo y los relojes aún no cesan,

Y continúan su labor y acaso nunca terminen.

Han prodigado las horas del cambio con enormes campanadas

que no acaban de sonar…

¿Será ese eco el que nos acompaña eternamente?

Resuena la infinita sinfonía

En tiempos y espacios transgredidos;

La escuchan nuestros ancestros,

y nosotros, que acaso también somos ancestros.

Ya las cosas se confunden,

las huellas de ayer son las de hoy y mañana.

No es Imposible que las manos que escriben aún cacen y acechen,

que su pulso sea el ritmo de las tribus y el palpito del corazón su experiencia.

El presente ya es pasado y acaso alguien ya habla de nosotros con nostalgia,

como huellas que han sido y están siendo en tiempos que vendrán;

pues las cosas se entrelazan, 

como las letras en las hojas,

como el río en el río.

Y el universo ejecutando la tiránica alquimia,

Nos concede la suerte de estar en todas partes,

el eco puede sentirse todavía,

frágiles condescendemos a su música,

aceptando todos los tiempos

como latidos del mundo, como tonos de la vida. 

No hay una sola cosa que al instante siguiente no sea otra y la misma.

¿Será ese eco el que nos acompaña eternamente?
Resuena la infinita sinfonía
En tiempos y espacios transgredidos;

La escuchan nuestros ancestros,
y nosotros, que acaso también somos ancestros.
Ya las cosas se confunden,
las huellas de ayer son las de hoy y mañana.

No es Imposible que las manos que escriben aún cacen y acechen,
que su pulso sea el ritmo de las tribus y el palpito del corazón su experiencia.

El presente ya es pasado y acaso alguien ya habla de nosotros con nostalgia,
como huellas que han sido y están siendo en tiempos que vendrán;
pues las cosas se entrelazan,
como las letras en las hojas,
como el río en el río.

Y el universo ejecutando la tiránica alquimia,
Nos concede la suerte de estar en todas partes,
el eco puede sentirse todavía,
frágiles condescendemos a su música,
aceptando todos los tiempos
como latidos del mundo, como tonos de la vida.

No hay una sola cosa que al instante siguiente no sea otra y la misma.